Manteca de Karité. Vitellaria paradoxa
La manteca de Karité es uno de los ingredientes más utilizados para elaborar productos de cosmética gracias a su poder hidratante sobre la cara y el cuerpo. Es de color blanco y tiene un olor característico. Actúa recubriendo la piel con una película invisible que previene la deshidratación, favorece la regeneración de la piel y sana las pieles irritadas.
La manteca de Karité se extrae del fruto del árbol del Karité, que significa árbol de mantequilla y crece en la sabana de África central y occidental. El árbol del Karité puede vivir nada más y nada menos que tres siglos y su tronco puede llegar a medir hasta un metro de diámetro.
¿Para qué sirve la manteca de karité?
La manteca de Karité es una excelente alternativa a las cremas industriales. Rica en vitaminas y sustancias nutritivas, la manteca de Karité es un potente regenerador celular que previene el envejecimiento de la piel y del cabello. Además, cuenta con gran de propiedades suavizantes y reestructurantes para tratar las arrugas y las estrías, además de ser un perfecto regenerador de cabellos secos y estropeados.
Beneficios de la Manteca de Karité
La manteca de Karité destaca por su alto contenido en vitaminas A y E, así como otras propiedades antioxidantes. Se caracteriza por tener su gran poder hidratante, regenerador y nutritivo para la piel. Ayuda a proteger la piel de agresiones externas como las radiaciones solares, antes y después del bronceador. También favorece la protección del cabello y le aporta brillo, suavidad y volumen. La manteca de Karité también posee propiedades relajantes, por lo que se considera un calmante estupendo para aliviar lesiones leves, como la dermatitis del pañal. Restituye la flexibilidad natural de la piel, le da brillo y suaviza el tono.